Hay de Chicharrón con huevo, de frijoles, de picadillo, de asado de puerco, de mole, nopales, de revoltijo o quesadilla con chile. Café al gusto o su refresco “pal” el calor. Venir a victoria y no probar estas gorditas es tanto como no haber venido.
Las gorditas de Doña Tota nacen e la inspiración campirana de Carlota Murillo, oriunda de San Luis Potosí y avecinada a esta capital a partir de 1958. Su estilo no está peleado con ninguna clase social, lo mismo le entran lo güeros que los prietos, los gordos que los flacos, los altos que los chaparros. Es un sabor que identifica a Victoria a nivel Regional.
Cuando Doña Tota empezó su negocio era nada más un cuarto y una cocina pequeña, la mayoría de la clientela comía por fuera del negocio. El cuartito era para los clientes consentidos. Apuntó Francisco Ramos Aguirre que en una ocasión llego almorzar, el entonces gobernador del estado Norberto Treviño Zapata y Doña Tota. En vez de invitarlo a pasar a probar sus guisos, lo dejo afuera esperando su turno para ser atendido.
La limpieza fue su característica más importante. Todos los días al despuntar el alba, salía la señora rumbo al molino a llevar el nixtamal que en pocas horas habrían de convertirse en las inigualables gorditas.
La fonda que para entonces estaba ubicada en una privada de las calles 5 y 6 Berriozábal, iniciaba sus labores a las siete de la mañana y cerraba a las doce del día.
Hay quienes describen a Doña Tota de la siguiente manera: era una mujer de un metro y medio de estatura aproximadamente, de cabello recogido al estilo de Josefa Ortiz de Domínguez, llevaba aretes de oro, por lo regular vestía de blanco. Su fiel compañero de la vida fue El Tigre, un hombre bonachón ataviado de pantalón de casimir con valenciana y camisas muy tropicales, mocasines blancos, pulsera de plata, cabello abrillantando y un andar pachusquesco.
Ellos, Doña Tota y el Tigre, no mueren se les disfruta cada vez que coma usted una de estas gorditas rellenas con sus guisos. Son personajes vivos, del pueblo, nos pertenecen mientras conservemos esta rica tradición muy del noreste.
Gordas de Doña Tota, una tradición tamaulipeca que trasciende fronteras
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